Imitar las defensas del organismo para destruir virus envueltos

JOURNAL ACS Infectious Diseases DOI: 10.1021/acsinfecdis.3c00063

Se ha desarrollado una terapia antiviral con peptoides, un método que ataca a los microorganismos al dirigirse a determinados lípidos de sus membranas.

Así como las bacterias pueden desarrollar resistencia a los antibióticos, los virus también pueden eludir los tratamientos farmacológicos. Es difícil desarrollar terapias contra estos microorganismos, porque los virus suelen mutar o esconderse dentro de las células. Sin embargo, se ha desarrollado una terapia antiviral con péptidos que imita la forma en que el sistema inmune se enfrenta a los virus y que, en tres pruebas de laboratorio, ha sido capaz de desactivar tres virus de manera efectiva, según han informado los investigadores en ACS Infectious Diseases. Este método ataca a los microorganismos al dirigirse a determinados lípidos de sus membranas.

Se podría decir que los virus son como "zombis" biológicos. No están vivos del todo ni tampoco inertes, y solo pueden multiplicarse dentro de un huésped, como las células de nuestro cuerpo. A menudo, el sistema inmunitario destruye de forma natural los patógenos con moléculas específicas, como anticuerpos.

Algunos componentes menos conocidos de las defensas del sistema inmunitario son unas pequeñas moléculas similares a las proteínas denominadas péptidos antimicrobianos. Sin embargo, estos péptidos no son buenos candidatos para los medicamentos, ya que su fabricación resulta costosa, se eliminan rápidamente del organismo y pueden causar efectos secundarios. En cambio, algunos investigadores han conseguido imitar su función mediante moléculas de laboratorio llamadas peptoides, que el organismo no destruye fácilmente y cuya producción es menos costosa. Previamente, el equipo de Annelise Barron había demostrado que ciertos peptoides podían atravesar y destruir los virus SARS-CoV-2 y herpes. Esta vez, junto con Kent Kirshenbaum y sus colegas, este grupo quería determinar si los peptoides podían desactivar otros tres virus "envueltos" encapsulados en membranas —el virus del Zika, el de la fiebre del valle del Rift y chikungunya—, así como el coxsackie B3, que carece de membrana. Actualmente no existen tratamientos para las infecciones que causan estos microorganismos.

En estos experimentos, se utilizaron tres de los peptoides lineales que estudió previamente el equipo de Barron, así como cuatro nuevas versiones difundidas con mayor actividad antiviral. Los investigadores crearon modelos de membranas de virus utilizando lípidos comunes, incluida la fosfatidilserina (PS). Las membranas se destruyeron con mayor eficacia cuando la PS se presentaba en concentraciones más altas, lo que sugiere que los peptoides se dirigen específicamente a ella. Aunque tanto las membranas humanas como las víricas contienen lípidos, su distribución es diferente en cada caso, lo que permite que un agente antiviral dirija su ataque al invasor en lugar de al huésped. A continuación, el equipo incubó los peptoides con partículas enteras del virus infeccioso. Una vez más, cada uno funcionó de manera diferente frente a los tres virus envueltos: algunos destruyeron los tres, otros solo uno. Sin embargo, ninguno de los peptoides pudo inactivar el virus coxsackie B3 sin envoltura, lo que demuestra que el mecanismo de acción depende de la presencia de la envoltura vírica. Los investigadores afirman que comprender este mecanismo podría informar el diseño de futuros tratamientos antivirales basados en peptoides, y utilizarse para crear fármacos ya preparados para enfrentar la próxima amenaza vírica emergente.

Compartir en: