Interés General
Disfunción Endotelial

Colaboradora: Dra. Ana María Pertierra

Hasta hace no muchos años el endotelio era considerado como una capa celular inerte, sin función conocida, una simple barrera entre la sangre y el músculo liso vascular. Hoy se sabe que no es así. A partir de los trabajos pioneros de Furchgot y Zawadzki, el endotelio ha sido reconocido como un regulador fundamental de la estructura y función vascular. Esta capa de monocélulas ubicada en la parte más íntima de los vasos cubre una superficie de 700 metros cuadrados y tiene un peso aproximado de un kilo y medio, para un individuo de 70 kg.

El endotelio se comporta como un órgano de secreción interna. Sus funciones más importantes son captar y traducir señales físico-químicas que llegan desde la luz vascular y responder a través de mensajeros químicos específicos. El mantenimiento del tono vascular es tal vez el más complejo e importante mecanismo que tiene a su cargo el endotelio, y esto lo lleva a cabo a través de la secreción de sustancias de acción vasodilatadoras y vasoconstrictoras. Por otro lado, en condiciones fisiológicas, la superficie del endotelio se mantiene libre de adhesividad debido a la secreción de sustancias anticoagulantes y antitrombóticas.

Hoy se sabe que la integridad anatómica y funcional del endotelio es condición indispensable para que la acetilcolina ejerza su efecto vasodilatador ya que ese efecto es mediado por el óxido nítrico segregado por el endotelio intacto. Además el óxido nítrico actuaría neutralizando el anión superóxido (radicales libres) modificando el delicado equilibrio del mecanismo de óxico-reducción. En condiciones normales el endotelio es capaz de responder con un incremento en la cantidad de óxido nítrico como respuesta a estímulos fisiológicos, a veces mediados por sustancias endógenas como acetilcolina, bradikinina, histamina, ADP, ATP y otras como respuesta a estímulos físicos. La producción de óxido nítrico en las arterias de gran diámetro está estimulada por el flujo pulsátil en tanto que en los pequeños vasos el mayor estímulo sería debido a factores químicos.

En la actualidad se considera al endotelio como el órgano blanco sobre el que actúan casi todos los factores de riesgo cardiovascular, tales como dislipidemia, hipertensión, tabaquismo, diabetes, que en mayor o menor medida lo vuelven disfuncionante. En los últimos años se ha demostrado una relación directa entre el número de factores de riesgo y el compromiso de la vasodilatación producida por acetilcolina y mediada por el óxido nítrico. Entre los factores más reconocidos capaces de alterar la función endotelial se cita al colesterol LDL oxidado, la hipertensión, la angiotensina II, el tabaquismo, la homocisteína y la diabetes. El común denominador es la generación de un estado de stress oxidativo determinado por la formación de aniones superóxido y otros radicales libres, que inducen cambios en el estado de oxidación celular vascular.

Está demostrado que el contacto con un suero hipercolesterolémico con el endotelio determina cambios funcionales y estructurales en el mismo. Igualmente la acción directa de la presión arterial y en especial de la angiotensina II producen modificaciones que llevan a la expresión de moléculas de adhesión, factores de crecimiento, liberación de citoquinas, activación macrofágica, etc., que desencadenan el proceso de la ateroesclerosis.

Las células endoteliales segregan diferentes sustancias que mantienen una relación estable entre factores promotores e inhibidores del crecimiento de las células del músculo liso. En el endotelio normal no habría proliferación del mismo.

En presencia de endotelio disfuncionante predominan los promotores de crecimiento como angiotensina II, factor de crecimiento derivado de fibroblastos, factor de crecimiento símil-insulina, anión superóxido o endotelina que producen importantes cambios a nivel vascular. Aumenta el espesor de la media en la pared vascular generando toda la gama de patologías relacionadas con la cardiopatía isquémica.
Hay sustancias endógenas que tienen efecto sobre el tono del músculo liso vascular, tal es el caso de las hormonas estrogénicas, cuyos receptores específicos se hallan distribuidos a lo largo del endotelio y de las células musculares lisas. Es por ello que la terapia de reemplazo hormonal mejora la vasodilatación en mujeres post-menopáusicas. Al mismo tiempo los estrógenos protegen la integridad del endotelio debido a sus propiedades antioxidantes. Cualquier situación que desequilibre el funcionamiento normal del endotelio, como lo es el Síndrome Metabólico (HTAA, obesidad, insulinorresistencia, dislipidemia con aumento de LDL), entre otras tantas causas, genera una respuesta inflamatoria con aumento de producción de anión superóxido y estimulación de la actividad de angiotensina II. A partir de allí se ponen en marcha una serie de mecanismos estrechamente vinculados a la respuesta inmunológica. Aumenta la expresión de moléculas de adhesión tanto vasculares como tisulares que producen adhesión de los leucocitos. Se activan los monocitos que migran a capas más profundas, ingieren LDL oxidada dando lugar a las células espumosas origen del ateroma. La utilización de las estatinas ha demostrado que este grupo de drogas tiene como acción visible el descenso de los valores lipídicos pero además actúa normalizando el funcionalismo endotelial.